Manuscrito Voynich

El manuscrito Voynich es un libro escrito a mano anónimo de 240 páginas realizado en vitela (pergamino pulido) creado en el siglo XV, entre 1404 y 1438 y si es tan especial es porque está escrito en un idioma y alfabeto totalmente desconocido.

Perteneció a Rodolfo II de Habsburgo que a su vez lo había comprado a John Dee. En el siglo XVII la obra se movió por varias manos hasta que llegó al monasterio de Mondragone en Italia.
En 1912 el código tomó el apellido de Wilfrid M.Voynich, especialista en manuscritos que lo adquirió para su colección de libros raros. De ahí acabó en un anticuario y después acabó en la Biblioteca “Beineke” de libros raros y manuscritos de la universidad de Yale.

Se ha intentado descifrar muchas veces y hubo algún especialista que dijo haberlo hecho, pero finalmente nunca se ha terminado de aceptar ninguna de las teorías o siempre han quedado en entredicho.

En 2009 se hicieron pruebas de carbono 14 y se descubrió que su fecha data entre 1404-1475.

Por las ilustraciones podemos dividirlo en 6 secciones diferentes:
-Cosmológica.
-Astronómica.
-Biológica.
-Farmacológica.
-Botánica.
-Recetario.

Por poner un ejemplo, hay una parte del manuscrito formada por seis hojas que se despliegan como si fueran un mapa y tienen el dibujo de unas islas, donde aparecen castillos, tuberías, alcantarillados, un volcán o calzadas.

La escritura, llamada “Voyniches” de manera vulgar es muy particular:

-No aparecen signos de puntuación.
-Hay 35000 palabras de diferentes longitudes.
-Siguen un patrón fonético y/o reglas ortográficas. (Por ejemplo, la necesidad de vocales para crear cualquier palabra, como sucede en el castellano o en el inglés)
-Cumple la “Ley Zipf”: Frecuencia de aparición de la palabra más utilizada el doble que la segunda y esta el triple que la tercera y así sucesivamente.
-Entropía del lenguaje: Esto significa que las palabra que dan menos información son las más abundantes. Y las que dan más información son las que menos. (Como ejemplo, en castellano las palabras más usadas son “Y”, “QUE” y en cambio las que dan más información como un verbo son las que menos).

En cambio, aparece una repetición sistemática de determinadas “palabras” en la misma frase o página, lo cual no tiene ninguna lógica.
Ninguna palabra tiene más de 10 letras, e incluso algunas letras parecen glifos o signos, al estilo del semítico (hebreo y árabe) o incluso más antiguas como la tibetana de la que proceden el chino y el birmano.

Se han dado todo tipo de teorías para este códice, desde un fraude de la época, de una obra supuesta de Leonardo da Vinci (¡cómo no!), de que sea un herbario alquímico, extraterrestres…
Otra de las explicaciones que se han dado son las relacionadas con el arquitecto Antonio Aberlino “filarete”, amigo de Francesco Sforza. Ya que algunos edificios del mapa antes comentado se relacionan con diferentes edificios de Sforza y además que sabemos que Sforza era un apasionado de los juegos de códigos cifrados.

Hace pocos años, un investigador de la Universidad de Yale llamado “Gerard Cheshire” dijo que se trata en realidad de un libro de referencia terapéutica, creado por un grupo de monjas en una lengua perdida: un compendio del latín vulgar, lenguas prerromances y lenguas romances (en la Isla de Ischia, enfrente de Nápoles). Él decía que era una lengua ancestral compuesta por la confinación presente en el mediterráneo en ese momento, el castellano, italiano, francés e incluso catalán.
De momento no está solucionado este enigma, pero es una obra majestuosa que siempre me ha encantado.

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