Maderno y Santa Cecilia

Stefano Maderno (1576-1636). El escultor que caminó desde el manierismo hasta el barroco.

Quizá hermano del arquitecto Carlo Maderno, poco se sabe de su biografía. Si aceptamos esta relación fraternal, habría nacido en Bissone (Suiza) y se marcharía a Roma al taller de su tío (Doménico Fontana) junto a Carlo.

Allí conocería y aprendería la técnica escultórica, además de asimilar a Miguel Ángel o Donatello.

Hay que decir que investigaciones actuales han hallado un acta fe de su segundo matrimonio en el que se presenta como nacido en Roma. (Personalmente considero que ambas versiones pueden ir unidas, ya que podría haber señalado su nacimiento en Roma para darse más prestigio). Lo que sí sabemos es que con 23 años a través de una comisión papal, se convirtió en el encargado de la reconstrucción del altar y realización de una escultura de Santa Cecilia en la Basílica de mismo nombre en el Trastevere, Roma.

Supuestamente habían encontrado allí su cuerpo entero e incorrupto.

Cecilia fue una mártir por su fe cristiana a la que intentaron degollar dándole tres hachazos y muriendo finalmente desangrada después de otros tres días (anteriormente la habían lanzado a las termas de su casa y milagrosamente había sobrevivido). La técnica y el estilo de Maderno es una muestra de cómo huye de los cánones más renacentistas y manieristas, presentando a la santa de una manera más fría, directa e impactante. La esculpió como supuestamente la encontraron, con la cabeza seccionada en una posición que no la dignificaba, si no que la representa como un cuerpo humano muerto, no hay santidad.

Su trabajo del mármol es magistral y tiene una belleza que nos abre el camino a lo que después será la escultura barroca plena con Bernini.

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