Sus primeras obras se fechan en el 1546. Su primera formación la tuvo en su Verona natal con Antonio Badile y después con Giovanni Caroto. Pronto tuvo ya encargos de familias venecianas por lo que acabó instalándose allí desde el 1550, cuando se data su actividad artística en Venecia y alrededores. También tuvo una breve estancia en Roma entre los años 1555 y 1560.
Realizó la decoración de la sala del Consejo del Palazzio Ducale en Venecia, como del de la biblioteca Marciana, por el que le concedieron la cadena de oro de caballero.
La obra de Veronese se puede destacar por un manierismo lleno de movimiento, con cuerpos que recuerdan en sus movimientos a Miguel Ángel y un uso de los colores vivos. Dentro de los colores es muy interesante el conocido como verde Veronese que usaba Paolo, que en realidad es una técnica para lienzo o fresco que se remonta al siglo XIV. A través de la superposición de diferentes capas de blanco plomo con verdosa y una resina de cobre conseguía un color muy particular a ese tono verde.
Sus personajes suelen llevar unos ropajes muy llamativos, con un gusto máximo por la decoración a través de joyas de todo tipo. Suele realizar cuadros de gran tamaño donde hay muchos “actores” y cada uno tiene una peculiaridad, lleno de detalles y gestos que le dan mucha vida y autonomía a la obra. Con las pinturas de Veronese puedes tener una sensación de que alguno de los personajes se mueve mientras recorres con los ojos el cuadro.
Paolo Veronese tuvo una pequeña disputa con la Santa Inquisición, ante la que tuvo que comparecer en 1577 por su obra “La última Cena” para el refectorio del convento de San Pedro y San Juan en Venecia. Consideraban que algunos de los personajes no eran dignas representaciones para una escena de ese tipo e incluso cómo estaban realizados algunos santos tampoco eran adecuadas, como el bufón con un loro o por ejemplo el apóstol quitándose comida de la boca.
Cena en casa de Leví (1573). Galería de la Academia, Venecia
Finalmente Paolo Veronese, cambió el nombre la obra por “Fiesta en casa de Levi”, historia del evangelio de San Lucas donde Levi invita a Jesucristo a un gran banquete en su hogar.
Pero hoy quiero hablaros de esta obra, “Las bodas de Caná” de 1562 que actualmente está en el Louvre (por cierto, enfrente de la Mona Lisa).
Esta obra estaba también en un refectorio, en el monasterio benedictino de San Giorgio Maggiore en Venecia. Una vez más Veronese usa el tema religioso como contexto para mostrarnos un espectáculo visual casi teatral.
Vemos un gran número de personajes (130) donde muchos de ellos llevan telas lujosas y ese tremendo horro vacui que se corta en la zona superior con el paisaje. Este paisaje es encuadrado entre unas arquitecturas clásicas y palladianas (Veronese era amigo del arquitecto Palladio), donde predominan los capiteles dóricos y corintios y dinteles con metopas y triglifos.
Las bodas de Caná (1563). Museo del Louvre, París. Detalle de la arquitectura Detalle de los músicos
Esta escena cuenta una historia del evangelio de San Juan, donde varios apóstoles fueron invitados a una boda en Caná, Galilea. Allí, al final de la boda se quedaron sin agua, y Jesús pidió a los esclavos que llenaran las jarras de agua convirtiéndolas él en vino.
Aquí Jesús aparece en el centro en la mesa junto a la virgen María y algunos apóstoles.
Muchos de los personajes que aparecen eran mujeres y hombres de clase alta de la época.
Pero quiero resaltar en primer plano, un grupo de músicos que realmente son tanto el pintor como otros grandes artistas del renacimiento veneciano.
Paolo Veronese a nuestra izquierda de blanco tocando una Viola da Gamba, Tiziano delante de él de rojo tocando un violone, Tinttoreto de azul. Detrás de éste vemos a Tiziano tocando el violín y a su lado Jacopo Bassano un cornetto.
Interesantísimo artista y una obra espectacular llena de matices, escorzos y colores, degustación visual e iconográfica.