Roberto Ferri (1978) es posiblemente uno de los artistas actuales más conocidos.
Nacido en Tarento, Italia, su pintura es un continuo guiño a los antiguos maestros, la pintura academicista y sobre todo al barroco más caravaggista.
Se graduó en el Liceo Artistico Lisippo en 1996 y tras mudarse a Roma, finalizó (si es que eso se hace alguna vez en el mundo artístico) en 2006 sus estudios con honores en la Academia de Bellas Artes de Roma.
Sus pinturas son muy queridas y compradas en todo el mercado artístico actual, estando presente sus obras en colecciones privadas de Roma, Milán, Londres, París, Nueva York, Madrid, Barcelona, Miami y ha expuesto en Bienales como la Bienal de Venecia de 2011 o la Bienal de Kitsch de 2010 también en Venecia.
Pero si hubo un trabajo que le llevó a la fama mundial, sobre todo más a nivel mediático y fuera de los ambientes artísticos donde ya era conocido, sucedió cuando en 2014 hizo dos retratos de el papa Francisco.
Si algo tiene la pintura de Ferri es su idea mezclar conceptos, dando a sus obras ese aire barroco y moderno, donde vemos símbolos mitológicos y sagrados de una manera magistral, dando unas escenas preciosas, de pincelada virtuosa y en las que la desnudez tiene mucha relevancia, siempre unida a la idea de la pasión.
