Si existe un pintor que podamos señalar como una de las mayores incógnitas de la historia del arte, ese es Giorgione.

Giorgio (“Zorzi” o “Zorzo” para sus amigos) da Castelfranco, nacido en la localidad de Castelfranco en el año 1477 o 1478, es un enigma en sí mismo. La razón de que se tengan tan pocos datos es por su breve existencia (murió en el año 1510) y hay pocos escritos sobre él, exceptuando lo que el primer historiador del arte y también artista del siglo XVI Giorgio Vasari dejó escrito sobre él en su “Vitas” y del coleccionista contemporáneo de Giorgione, Marcontonio Michiel.
Según los escasos datos biográficos que tenemos sobre él, en el 1500 ya estaba en Venecia trabajando en el taller de Giovanni Bellini, uno de los nombres más importantes de la pintura Veneciana del Quattrocento. Posteriormente, parece que se unió como asociado al taller del pintor Vicenzo Catena. A pesar de morir muy joven, gozó de un reconocimiento en su momento, siendo un pintor que, a diferencia de la gran mayoría de artistas del renacimiento, trabajó más para pedidos privados de la alta nobleza y amigos que para el clero como era habitual. Hecho que también hace que haya menos información sobre él.
A pesar de que estudiar su obra es difícil, tanto a nivel cronológico como a nivel de autoría (muchas de sus obras fueron terminadas por otros autores, como Tiziano, el cual se cree que pudo estudiar junto o de Giorgione), en los últimos años su fama ha aumentado junto a estudios de su vida, esclareciéndose ciertos aspectos, influencias y datos tan significativos como que su apellido era Gasparini, información conseguida al encontrar una investigadora en el Archivo de Estado de Venecia, su certificado de muerte fechado en el 1511.
Volviendo a su obra, Giorgione tiene varias influencias claras en su obra. Giovanni Bellini y Antonello da Messina, de quien toma cierta robustez pictórica y un gusto por el detalle y los paisajes elaborados que a su vez, provienen de la influencia de la pintura flamenca en Antonello da Messina.
Y por supuesto, del genio de Vinci, Leonardo, de quien absorbe no sólo la técnica del sfumato, sino un estilo a la hora de crear los rasgos fisiológicos, en especial manos y caras. Un claro ejemplo es la “Judith” o en el retrato del poeta “Antonnio Broccardo”, donde la influencia leonardesca es más que evidente.
Laura (1506). Museo de Historia del Arte de Viena (Austria) La tempestad (h. 1508). Gallerie dell’Accademia, Venecia (Italia)
Pero si hay algo que siempre señalamos todos los historiadores del arte como carismático o especial en la obra de Giorgione, es su genialidad a la hora de representar los paisajes. Considerada la enigmática obra del 1505 “La tempestad”, la primera obra que es en sí un paisaje, y no una representación temática. Además, por el manuscrito de Marcantonio Michiel, sabemos que él mismo denominó la obra como “Un pequeño paisaje con una tormenta, una mujer gitana y un soldado”.
Mi opinión personal como historiador del arte difiere a esto, ya que creo que hay un lenguaje semiótico mucho más profundo en esa obra, pero dicho simbolismo crea mucha controversia entre los diferentes autores. Que haya una mujer semidesnuda dando el pecho a un niño, mientras un soldado u hombre armado parece hacer guardia con una tormenta en los cielos no parece una escena “normal” para introducirlo en un paisaje. Ella parece frágil, dulce, realizando un acto lleno de amor como dar de mamar a su hijo, mientras el soldado paciente la protege de posibles males representados metafóricamente en la tormenta.
Es difícil decir si mi análisis de la obra es la acertada. Y posiblemente, de todas las descripciones que hagamos de “La tempestad”, nunca podremos saber que quiso mostrarnos Giorgione en ella. Aunque es innegable la importancia que le da al paisaje, a la tempestad y lo que significa esto para la historia del arte posterior.
En otras obras como “Paisaje al atardecer” datado entre 1506 – 1510, donde aparecen personajes que se les puede identificar como San Roque, San Antonio y San Jorge, vemos que la importancia del momento de la puesta de sol es el protagonista del cuadro. Además, según algunos estudios el San Jorge que detrás clava su lanza desde un caballo a un ser entre perro y monstruo, fue añadido posteriormente por un pintor desconocido.
Tanto esta problemática de los paisajes de Giorgione como otros se le podrían atribuir, como su particular estilo a la hora de hacer retratos, en el que volvemos a ver la influencia de Leonardo en todas ellas, como su famoso retrato de “La vieja” o para algunos, su propia madre.
Giorgione murió en el año 1510 tras enfermar de la peste que asolaba Venecia en aquel momento, según Giorgione fue contraída por sus relaciones con una amada que había pasado dicha enfermedad. Sea por sus amoríos o por la razón que fuese, la muerte tan prematura de Giorgione hizo que perdiéramos a un artista que estaba destinado, junto a Tiziano, a ser uno de los nombres más importantes de la historia del arte.